Con más de un siglo de historia, Grand Hotel Central ocupa el histórico Edificio Casa Cambó, que estableció cuatro hitos cuando fue construido, en 1926: fue el primer inmueble que se levantó en la Vía Laietana de Barcelona, el más alto de la época (ocho plantas), el primero en tener ascensor y en plantar un jardín en la azotea. Tras una profunda remodelación inspirada en la historia del edificio donde se ubica y en la de su fundador, el influyente político y mecenas Francesc Cambó, este lujoso cinco estrellas invita a redescubrir la Ciudad Condal a través de un diseño sofisticado y una sugerente oferta culinaria. La piscina de la azotea es una de las más bellas de Europa, la biblioteca es una joya de principios del XX y su ático alberga un jardín secreto. Acaba de abrir Can Bo, un acogedor restaurante a pie de calle con sabor local y 150 referencias de vino.
El empresario, mecenas y político catalanista Francesc Cambó, un hombre adelantado a su época, se lo encargó al arquitecto Adolf Florensa, quien aplicó el estilo racionalista de la Escuela de Chicago a la parte central, destinada a oficinas, y optó por una estética más elegante y clasicista para los niveles inferior y superior. Cambó se reservó el ático para su vivienda particular, con espléndidas vistas a la ciudad y al mar. Fue una decisión audaz y contraria a la tradición, pues hasta entonces los pisos superiores estaban infravalorados. La burguesía catalana no tardaría en apreciar el privilegio de vivir, literalmente, por encima de los demás.
Remodelado a un hotel de lujo
En 2005, Casa Cambó fue reconvertida en hotel de cinco estrellas por Pau Guardans, nieto del propietario y fundador de la cadena Único Hoteles, tras comprar cada una de las partes de sus trece hermanos. Hasta que en 2021 el hotelero decidió vender este activo por 93 millones al fondo luxemburgués Schroders Capital Real Estate Hotels. Tras una meticulosa remodelación a cargo del prestigioso estudio londinense Sagrada, Grand Hotel Central reabrió en la primavera de 2024 como marca independiente.
“Hemos creado espacios con un toque casi residencial, que invitan al descanso y al relax. Uno de los cambios más relevantes ha sido el aprovechamiento de luz natural, lo que permite que el sol de Barcelona inunde los espacios”, explica Juan Álvarez, director del estudio. Los materiales elegidos: madera, cemento pulido y tonos tierra, armonizan con la luminosidad y el estilo Noucentista, surgido como alternativa al Modernismo a principios del siglo XX. Este movimiento, que floreció en Barcelona entre 1905 y 1925 y fue adoptado por arquitectos como Florensa, buscaba valores como la razón, la precisión y la claridad, reflejados en un diseño que privilegia las líneas limpias y la armonía.
Sofisticadas habitaciones y suites
Cada una de las 147 habitaciones y suites, amplias y luminosas, cuenta con detalles de diseño únicos, desde cabeceros hasta lámparas, todos inspirados en la época de Cambó. Además, se han añadido sutiles referencias al Jardín Secreto situado en el ático, visibles en los textiles y en elementos decorativos. Los clientes pueden escoger entre siete tipos de habitaciones y suites, todas ellas conectadas con el entorno urbano de Barcelona. Situado en el corazón de la ciudad, entre el bullicioso barrio del Born, las animadas playas de la ciudad y el sofisticado Paseo de Gracia, este lujoso cinco estrellas promete una celebración de la cultura local.
Del mismo modo que Cambó trabajó con los artistas de la época para llevar a cabo sus proyectos culturales, el hotel ha contado con destacados profesionales locales del diseño, la artesanía y la jardinería para dotarlo de detalles que marcan la diferencia. Así, el perfumista Alberto Murillas ha elaborado el elegante aroma personalizado; el diseñador Josep Abril se ha encargado de los uniformes de los empleados; la especialista en arte Victoria Combalía ha seleccionado las piezas de pintores y escultores catalanes que adornan cada rincón; la firma de fragancias Carner Barcelona ha proporcionado las exclusivas amenities…
Unas vistas privilegiadas
En la octava planta se sitúa La Terraza del Central, con unas vistas privilegiadas del skyline de Barcelona. Esta azotea cuenta con una piscina infinita considerada una de las mejores de Europa, según Best European Destinations, así como con un restaurante y un bar donde degustar cócteles y platillos inspirados en la cocina mediterránea. Tanto huéspedes como residentes pueden disfrutar de un ambiente relajado en este espacio al aire libre. En una fachada situada frente a la piscina destaca un mural esgrafiado de los años 20 con motivos marineros. Se trata de una obra que Cambó, un enamorado del mar, le encargó al artista Oleguer Junyent y sigue perteneciendo al hotel. Al caer el sol, los clientes pueden contemplar en exclusiva la iluminación de este mural escondido de Barcelona, declarado bien de interés cultural.
La biblioteca de Francesc Cambó
Para sorpresa de los visitantes, la planta octava también conserva la biblioteca de Francesc Cambó. Parte de su colección particular descansa en bellas estanterías de madera de época. Actualmente, el pintoresco espacio de estudio del que también fuera ministro de Fomento y Hacienda en tiempos de Alfonso XIII se alquila para eventos culturales. Además, el área wellness, compuesta por un spa y un gimnasio con vistas al Barrio Gótico, proporciona un refugio ideal para quienes buscan momentos de bienestar.
Gastronomía y vinos
Un elemento central de la renovación es el nuevo restaurante Can Bo vins & tapes, situado a pie de calle y con acceso independiente del hotel. Diseñado por el estudio Sagrada, se distingue por su elegante decoración de estilo mediterráneo, grandes ventanales que dejan pasar la luz natural, suelos de colorido terrazo y un ambiente acogedor. “Queremos que la experiencia gastronómica sea sencilla, honesta y cercana a nuestros clientes”, explica el director culinario Oliver Peña, quien ha colaborado en proyectos como elBulli y el grupo ElBarri. Los platos destacan por la frescura de los ingredientes, provenientes de pequeños productores locales: pollo de payés de la Cerdanya, alcachofas del Prat, salmonetes de la costa barcelonesa, etcétera. Además, el restaurante cuenta con una amplia selección de vinos, incluyendo más de 150 referencias de pequeñas bodegas con historia, cuidadosamente elegidos por el reconocido sumiller Amador Marín. Es fácil imaginarse a Francesc Cambó, reconocido hedonista reservando su mesa favorita con vistas a la Vía Laietana…