La Mallorca más chic es la de los viejos edificios restaurados

Arquitectura

La Mallorca más chic es la de los viejos edificios restaurados

El estudio de arquitectura Icazar reivindica la modernidad de las viviendas del pasado con materiales naturales y un diseño muy funcional.

Icazar es el precursor de un nuevo concepto del lujo que nos fascina. Desde su sede en Mallorca, consiguen llegar a las personas y hacer que su nueva vivienda sea toda una experiencia acogedora, única y a un nivel difícil de alcanzar. “Lujo es compartir con los tuyos la luz rasante de la tarde mientras el sol se acerca al mar. Es sentarte a desayunar con tu familia en un cenador rodeado de encinas, olivos y buganvillas con los pies descalzos sobre un suelo de piedra envejecida sintiendo el viento del embat –el golpe que da el oleaje a la orilla– comenzar a soplar por entre los jazmines. Es una chimenea encendida en mitad de la noche con un libro y un vino mientras las chicharras le ponen sonido al campo mallorquín que intuyes entre las sombras de tu jardín… Lujo es disfrutar del paisaje de la isla, siendo parte de él. Eso es lo que diseña y construye Icazar”, explica Joaquín Longhi, Landscape Architecture Manager de Icazar, que entiende que el lujo es mucho más que algo tangible. Lo exclusivo es algo que se siente, se vive, se experimenta. Hablamos con ellos.

Foto casa Ailatere de Icazar
En la imagen superior, la vivienda Ponte Milvio, inspirada en las casas tradicionales mallorquinas, que cuenta con 400 metros cuadrados construidos y 18.300 de superficie. Sobre estas líneas, exterior de otro proyecto con piscina, en el centro de un pequeño pueblo de la isla de Mallorca.

El artífice de este estudio es Ando Schirmer, un empresario alemán que ha varado en Mallorca tras haber trabajado en varios continentes: “Mi familia viene del sector inmobiliario y del arte y siempre buscaba el equilibrio entre la naturaleza y mi entorno laboral. Enseguida me enamoré de la energía en la isla. Palma es un punto en el mundo donde se fusiona una vida más artesanal con un aire internacional. Ese melting pot transmite una energía especial porque, por las circunstancias de ser una isla, puede desarrollarse independiente de una situación peninsular. Mi objetivo principal es establecer un equipo de creativos que puedan hacer evolucionar el alma del despacho”.

Sobre estas líneas, la casa Ailatere, que destaca por su adición de volúmenes de una y dos alturas y el entrelazado de cubiertas de teja con árboles de sombra e higueras.

En Icazar huyen de la seriedad. Entienden el lugar, reinterpretan la tradición mediterránea y el entorno natural; de ahí la importancia que para ellos tienen los materiales naturales –pero con los últimos avances más modernos y tecnológicos–. Diseño y funcionalidad, dos en uno, para sus clientes, que son sobre todo familias (60%-70%), y que buscan una casa vacacional. “Hemos pasado por una época en la que muchos promotores optaban por casas más cúbicas, blancas y con ventanas grandes llamándolas estilo Bauhaus. Yo las llamo White Shoebox y para nosotros a muchas de esas casas les falta alma. Últimamente vemos, y apoyamos al 100%, un regreso a productos tradicionales que por su proceso individual artesanal tienen una cierta imperfección o, mejor dicho, singularidad. Creemos que esos productos más naturales transmiten un espíritu positivo de vida y una longevidad. No queremos que un entorno envejezca y los materiales no. Un buen ejemplo son las baldosas de piedra artificiales, son perfectas, no envejecen nunca… Algo artificial no va a contar ninguna historia nunca”, matiza Ando.

Foto del pasillo de una de las viviendas de Icazar
Pasillo de uno de sus proyectos, donde los detalles rústicos se integran a la perfección en la estructura de la vivienda a través de las vigas de madera.

Dicho esto, para ellos es imprescindible el diálogo con el cliente, un brainstorming previo para conocer sus necesidades, sus gustos y hobbies incluso, si tienen hijos y cómo estarán ellos cómodos (sí, si pueden, también se sientan y escuchan a los pequeños): “Una vez que el cliente nos ha contratado, lo más importante es conocer bien cuáles son sus expectativas y deseos. Qué elementos de la vivienda o de la parcela son los más importantes para él. El diálogo con el cliente en estas etapas tempranas del proyecto es siempre fundamental. Una vez desarrolladas las fases de anteproyecto y proyecto básico, sí entramos más en profundidad con la definición de acabados, mecanismos, griferías, cocinas e incluso mobiliario, carpintería interior, etc. Aquí es donde sí es muy importante estar al día con las marcas y productos disponibles y por eso siempre estamos en contacto con nuestros proveedores, tanto en la isla como en el resto de España o en las ferias y design week internacionales a las que asistimos regularmente”, afirma Longhi.

Foto escalera Icazar
El salón conecta con la escalera de mármol, un elemento funcional que une dos ambientes distintos.

En Icazar hay dos líneas principales, la zona rústica y urbana: “La primera echa mano de ese tipo de arquitectura tradicional mallorquina o mediterránea en general de la que hablábamos antes y la segunda actualiza esa tradición con un lenguaje arquitectónico más moderno”, continúa.

No estamos ante mansiones, como la mayoría suele tener en la cabeza, que están a la ‘última moda’; hablamos de alma mediterránea, de un punto de encuentro perfecto con los clientes, de la felicidad en sus caras y, muy importante, que sea acogedor: “No creemos en la asepsia de la modernidad mal entendida. Creemos en los lazos. Con el entorno, con los habitantes de la casa, con la materialidad y la escala de los espacios. Concebimos la casa como un espacio de conexión y de disfrute y por ello nuestros espacios respiran con los humanos que los habitan. Más que un hogar, son un abrazo”, añade.

Foto proyecto Icazar con piscina en una casa de piedra
Otro de los proyectos de Icazar. El patio de esta vivienda de piedra es un pequeño paraíso con piscina y zona para comer. Destacan las cristaleras, que permiten potenciar la luz natural que entra en la vivienda.

De ahí que sus viviendas no tengan nada que ver con las modas o tendencias del mercado, aunque obviamente siempre tienen en cuenta los avances tecnológicos y las innovaciones en la construcción: “Nuestros espacios respiran una suerte de atemporalidad, son espacios nítidos, de materiales naturales, sin estridencias”, matiza Joaquín Longhi.

Foto retrato de Joaquín Longhi, a la izquierda, y Ando Schirmer, derecha.
A la izquierda, Joaquín Longhi, Landscape Architecture Manager de Icazar y Ando Schirmer, derecha, artífice del estudio.

Conseguir plasmar todo esto, el alma mediterránea, la magia de la isla, puede resultar complicado cuando la mayoría de sus clientes son extranjeros, fundamentalmente alemanes o de Europa Central: “El reto principal es actuar como un puente cultural entre nuestros clientes extranjeros y la cultura española. Yo soy un gran patrocinador de la cultura balear y no me canso de actuar entre las diferentes culturas. A la gente le resulta fácil criticar a los demás y pensar que su cultura es más ‘entendible’ o que su trabajo es más ‘eficaz’. Esa mala interpretación siempre se basa en lo mismo: el no poder comunicar y entender la historia de las culturas. Aunque a veces no es fácil, intento acercar las culturas porque, al final, somos todos humanos en el misma planeta”, concluye Ando.

La construcción de sus casas oscila entre dos y ocho millones de euros.